lunes, 21 de febrero de 2011

Contenido canciones infantiles de niñas II


El romancero, al ser anónimo, pertenece a toda la comunidad que lo canta (que, curiosamente,es, en mayoría, una comunidad femenina y anónima para la historia también) y permite así hablar de temas que, a modo personal, jamás podrían ni plantearse siquiera. El mismo anonimato que ha invisibilizado a las mujeres durante siglos es aquí su mejor baza de poder personal.
Además el romance tiene otro elemento que posibilita la denuncia de estos hechos: los personajes arquetípicos de un grupo cultural ajeno. Invariablemente, cuando se canta el incesto,la violación o el infanticidio, el malvado siempre es un moro, como aparece en una canción popular en La Rioja entre las niñas que hoy son abuelas:

El rey moro tuvo un hijo que Tranquilo se llamaba.
Un día, estando comiendo, se enamoró de su hermana.
Eso, como no pué ser cayó malito en la cama.
Subió un día el padre a verlo -¿Qué te pasa, hijo mío?,
-¿Quieres que te mate un ave de esas que andan por casa?
- Pues me la mate usted, padre, y me la sirva mi hermana.
Como era tiempo verano, subió con la enagua blanca.
La cogió por las espaldas y se la metió en la cama,
le hizo todo lo que quiso, hasta escupirle en la cara.
A los nueve meses justos esta niña está muy mala.,
Vinieron tres cirujanos de lo mejor de La Habana.
Uno le tomaba el pulso, otro la frente y la cara
y el más pequeñito dijo: -esta niña está preñada.
Y aquí termina la historia de Tranquilo y de su hermana.

Versión de Purificación de Pablo, Manzanares de Rioja, 29 de junio de 2006.

Comentario recogido de El Corro de las niñas, de Mari Cruz Garrido Pascual.

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