sábado, 11 de diciembre de 2010

NUNCA SE SABE

“Guárdala en el baúl de arriba por si acaso, nunca se sabe…”, esto le decía mi abuela a mi madre mientras recogían y ordenaban una habitación, y mi madre subió una chaqueta de lana vieja, muy vieja que yo le había conocido desde siempre a mi abuela y que tenía varios agujeros, algunos en las mangas, en la parte delantera, también en la trasera.
Pasamos a otra habitación para realizar la misma tarea, y esta vez, me tocó a mí hacer varios viajes a los baúles, mi madre me enseñó a colocar las ropas en ellos y así se iban sucediendo unas encima de otras. Aquel día me sorprendió la capacidad de los baúles, yo los veía cerrados y pensaba que cabía poco.
Sacaban de los armarios y hacían montones: ropa de cama sin estrenar para lavar y volver a colocar, ropa para arreglar y ropa para tirar.
Mi madre llevaba el montón de ropa para lavar a su cesta, otro para la cesta de costura y, por último, cuando mi madre cogía el montón para tirar, se repetía el ritual y una vez más mi abuela decía: “No, guarda esa ropa en el baúl, por si acaso, nunca se sabe”.
Así, la frase “por si acaso, nunca se sabe” se instaló en mi mente y en mi vida de una manera natural y le encontraba sentido, de alguna manera.
A aquella casa sólo iba en verano y todo me llamaba la atención, tan distinta a la mía, tan antigua, misteriosa a su manera, así que cuando todo el mundo dormía la siesta, a veces, recorría aquellas partes de la casa que más curiosidad despertaban en mí.
Despacio, sin hacer apenas ruido, subía al desván de la casa y se abría todo un mundo: dos baúles colocados en la pared de la derecha según se subía de las escaleras, y muchos objetos en aquella parte del desván.
Cuando llegaba arriba me paraba en la entera de la puerta que no era puerta durante un buen rato y miraba todo, fascinada porque un mundo nuevo, diferente, íntimo aparecía ante mí, para disfrutarlo yo sola, poder observarlo todo sin que nadie me dijera que tenía que hacer esto o aquello. Se convertía en mi espacio, en mi tiempo, sentía paz, pero sobre todo, sentía que era un momento mío, era un rato de soledad muy añorado, a ello se añadía el secreto, pues nadie sabía que yo subía allí de vez en cuando, nadie habría entendido que iba a observar, a fascinarme con lo que allí se guardaba.
Siempre me parecía poco tiempo el que dedicaba a esto porque perdía mucho intentando no ser pillada, así que tenía que subir muy despacio las escaleras porque crujían, andar con mucho cuidado por el desván porque se oía abajo y abrir lentamente los baúles porque la tapa pesaba mucho para mí y hacían ruido.
Como el tiempo transcurría muy deprisa en el desván, durante el resto de la tarde siempre me quedaba una desazón por no haber aprovechado mejor el tiempo allá arriba, nunca supe ni sé durante cuánto tiempo me quedaba mirándolo todo, fascinada, en la entera de la puerta que no era puerta, y siempre me arrepentía de haberme entretenido en esa contemplación, pero una y otra vez repetía ese acto porque no podía hacer otra cosa, porque me subyugaba la colección de objetos acumulados a lo largo de años y años: un armario de juguete, que había sido de mi madre, y que a mí me gustaba mucho pero que sólo abrí una vez, un diábolo al que le faltaba un trozo de cuerda, un cubo rajado, una silla sin una pata y completamente roto el asiento, enciclopedias en las que estudiaron mi madre y sus hermanos y a las que les faltaban hojas, varios paraguas con las varillas rotas, zapatillas con agujeros, perchas rotas, y así muchas más cosas que se iban añadiendo cada año.
Todo esto lo miraba con detenimiento, porque me atraía y porque quería retrasar el momento de abrir los baúles, que aún me intrigaban más, creo que por el solo hecho de que estaban cerrados.
Pasado este primer momento de fascinación, abría un baúl y recibía invariablemente aquel olor inolvidable a alcanfor, que todo el mundo aborrecía y que yo encontraba como parte necesaria de aquella contemplación.
Siempre me ocurría lo mismo, no me atrevía a sacar la ropa, pensaba que se darían cuenta de que las cosas estaban cambiadas, así que me quedaba un rato oliendo el alcanfor y observaba cómo estaba colocado todo, perfectamente apilado: la chaqueta de lana vieja, muy vieja de mi abuela con sus puños comidos y los agujeros en la parte delantera y en las mangas, sus faldas de cuando era joven, un abrigo de lana de mi madre cuando tenía dieciocho años, sus vestidos de los años cincuenta, toquillas de lana de mi abuela rotas, dos chaquetas muy gastadas de mi abuelo, el vestido de novia de mi madre, pantalones de mi abuelo de joven, mis calcetines de perlé agujereados, mi abrigo azul que tanto había gustado, según cuenta mi madre, mi traje de comunión, y siempre que llegaba aquí tenía que dejarlo porque quedaba muy poco tiempo para que el resto de la familia se levantara de la siesta, así que recogía todo en el riguroso orden en que lo había encontrado, bajaba la tapa del baúl y la magia comenzaba a desaparecer, se imponía la realidad ya en el primer escalón, porque bajar no era lo mismo que subir.
Y ya empezaba el cosquilleo por no haber visto todo lo que había en el primer baúl y no haber abierto el segundo, de modo que me proponía cada vez que en la próxima ocasión tenía que llegar a verlo todo, pero nunca llegué a hacerlo.
Después en medio del bullicio de la casa, recordaba el tiempo vivido sola en ese otro mundo y la frase de mi abuela me venía a la cabeza: “Guárdalo por si acaso, nunca se sabe.”
Y a mí me parecía bien.
Inevitablemente empezaba a imaginarme situaciones en las que hubiera que usar todo aquello: que mi padre se quedara sin trabajo, que hubiera una guerra, que… nunca se sabe.
Sin embargo, las distintas imágenes iban y venían a mi cabeza: la silla sin pata, el diábolo roto, la chaqueta de lana vieja, muy vieja… y había algo que no encajaba, pero la frase acababa por imponerse en aquel ir y venir de ideas: “Nunca se sabe”.
El tiempo fue pasando, fui a la Universidad y conseguí una beca para hacer el doctorado en Londres, después de dudar mucho tiempo decidí aceptar un trabajo en aquella ciudad y allí viví durante diez años.
En todo este tiempo apenas recordé la frase, poco a poco fue abandonándome, al principio estaba más presente pero después cuando visitaba la casa familiar apenas echaba un vistazo hacia el desván, pero sin la consciencia de aquella frase, más bien como una costumbre adquirida.
Llegó un momento en el que decidí que debía volver a mi país, arreglé todo lo necesario y decidí cómo haría el viaje, una vez hecho esto, me sentí aliviada ya que lo que quedaba no me suponía tanto esfuerzo, tenía que embalar el ordenador, mis libros, mi ropa y algunos objetos personales y de decoración.
Contraté una empresa para hacer la mudanza y cuando llegué a casa, me puse a revisar armarios, cajones y me di cuenta que la frase nunca se había marchado, había vivido conmigo de la manera más natural.
Me encontré: pantalones de cuando tenía dieciocho años, que no me valían, zapatillas agujereadas, platos rotos, toallas desgastadas, jerseys de lana raquíticos , bolígrafos sin tinta, pinzas de la ropa rotas, calcetines con agujeros… entonces volvió aquella idea que me rondaba en la cabeza y que a los doce años no supe dar respuesta: por qué me subyugaba la acumulación de objetos inútiles, pensé en tirar todo aquello a la basura, no podía hacer aquella mudanza, todo el mundo pensaría que había perdido el juicio. Empecé a buscar bolsas de basura y a meter todas aquellas cosas en ellas, pero no podía, me entraba angustia, sentía ansiedad, lo dejaba para el día siguiente y tampoco lo lograba, los días pasaban y la fecha de la mudanza se acercaba, tenía que decidir, pero es que... nunca se sabe.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Los paisajes de la memoria

Cita de Agustín Fernández Paz:

Aunque cuando escribo abordo los temas que me interesan o me preocupan, aunque constuyo mis historias con materiales tomados de lo que pasa a mi alrededor, no puedo olvidar que todos los hilos con los que acabo componiendo mis relatos tienen su origen en mi infancia. En los cuentos que escuché, en los libros y tebeos que leí, en las películas que vi en unas salas de cine que ya no existen, en los juegos de las tardes de invierno y en todas las aventuras de aquellos veranos luminosos y eternos. Todo está allí, en los paisajes encerrados en mi memoria.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LECTURA SILENCIOSA

La capacidad lectora propició tanto en el ámbito íntimo y personal el desarrollo de nuevos modelos de comportamiento que, con el tiempo, erosionaron la legitimidad de la legitimidad de la autoridad establecida, tanto en el ámbito espiritual como temporal. Las mujeres que aprendían a leer en esa época eran efectivamente peligrosas.Porque la mujer que lee conquista no sólo un espacio de libertad al que sólo ella tiene acceso, sino que consigue al mismo tiempo un sentimiento de autoestima que la hace independiente. Por otra parte, ella se forja su propia visión del mundo, una imagen que no necesariamente coincide con la que le han transmitido sus ascendientes y la tradición, ni tampoco con la del hombre. Pese a que todo esto esté aún lejos de significar la emancipación femenina de la tutela patriarcal, permite de todos modos ver la puerta abierta al camino que conduce a la libertad.

Comentario de Stefan Bollmann

lunes, 15 de noviembre de 2010

Comentario de Alicia Redondo Goicoechea:

"En la España de Franco tan perseguida, y era tan peligrosa, la libertad sexual, sobre todo la de las mujeres, como las ideas políticas. Ambas dinamitaban las dos bases fundamentales de la dictadura que eran la familia patriarcal y el estado militar antidemocrático. Ya es hora de decir que la escritura de Corín Tellado no sólo describe muy bien los sentimientos amorosos y empuja a luchar por ellos, sino que es una escritura erótica suave, que hay que saber leer entre líneas y con imaginación, pero precisamente es este erotismo suave y esta lucha por el deseo amoroso que conlleva, los que contribuyeron grandemente a despertar el cuerpo y la sexualidad de las españolas durante muchos años y, por tanto, su incipiente libertad amorosa, y eso sí parece una labor socio-literaria importante. Así lo entendieron los censores de la dictadura que retocaban sistemáticamente sus novelas, pero no la crítica de la izquierda de la crítica de la izquierda que, luchando por liberar las cabezas masculinas (sus cuerpos siempre han sido bastante más libres), se olvidaron del cuerpo sexuado de las mujeres y de su nula libertad amorosa.
Las novelas de Corín Telado cuentan historias que se parecen mucho entre sí, como las de cualquier literatura de género (del oeste, policíaca, de aventuras), porque en ninguna de ellas importa apenas lo que pasa, el argumento, sino cómo pasa lo que se sabe de antemano que va a pasar, pero suelen ser historias amenas que cumplen ampliamente su función de literatura consoladora,y, además, tiene páginas que están muy bien escritas, a pesar de que escribe de un tirón y nunca corrige, como puede verse en La esposa de mi hermano o Lucha oculta que nos ha seleccionado la propia escritora."

martes, 2 de noviembre de 2010

"Una de las personas inolvidables en mi vida es la profesora que me enseñó a leer, a los cinco años. Era una moza bonita y sabia, que no pretendía saber más de lo que podía, y era tan joven que con el tiempo acabó siendo más joven que yo. Era ella la que nos leía, en clase, los primeros poemas. Recuerdo con la misma gratitud al profesor de literatura del colegio, un hombre modesto y prudente que nos conducía por el laberinto de los buenos libros sin interpretaciones rebuscadas. Este método posibilitaba a sus alumnos una participación más personal y libre en el milagro de la poesía. En síntesis, un curso de literatura no debeería ser más que una buena guía de lecturas. Cualquier otra pretensión no sirve más que para asustar a los niños."

Gabriel García Márquez

miércoles, 27 de octubre de 2010

"Al revisar lo publicado en cuanto a la literatura oral, se encuentra la circunstancia de que el foco de atención se ha puesto bien en el objeto de análisis (las canciones) o bien en quienes lo han cantado (los niños) y, salvo en algunas afortunadas publicaciones, las niñas, las madres o las abuelas que están siempre en la plaza suelen quedar como un grupo de personajes de telón de fondo y perfil impreciso: un grueso marginal.
No está de más decir que este es un hecho presente en la misma lengua. Así, en los congresos y charlas sobre tradición oral a los que he asistido, al hablar del corro de las niñas, suelen decir "el corro de los niños", o se pueden oír sentencias comunes como "los niños cantan en el corro con alegría como lo hicieron sus padres antes" O contradicciones lingüísticas como: "Los adultos, abuelos, padres, hacían esta danza en rueda. Bailaban sólo las mujeres"."

Fragmento recogido del libro "El corro de las niñas" de Mari Cruz Garrido Pascual.

domingo, 24 de octubre de 2010

Fragmento recogido de la novela Las Bostonianas de Henry James:

Un personaje femenino dice en una conferencia sobre los derechos de las mujeres (finales del siglo XIX):

"Por esto debemos confiar unas en otras, debemos ser sinceras, afables y bondadosas. Debemos recordar que el mundo es también nuestro, nuestro, aunque se nos permita decir tan poco sobre cualquier tema, y que no ha quedado definitivamente decidido que este sea un lugar de injusticia en vez de un lugar de amor."

jueves, 14 de octubre de 2010

"Es imposible sostener que el acceso de la mujer a la literatura sea un hecho reciente y vinculado a su emancipación social. Muy al contrario, la vinculación de la mujer a la literatura viene de muy lejos y el acto de escribir no es sino la respuesta o prolongación de un acto que lo precede, la lectura. Son dos acciones complementarias, anverso y reverso de un trato con los libros que forma parte de la educación femenina desde antiguo, pero que tiene su punto de inflexión en el siglo XIX. En la carta que sirvió de presentación de la escritora Vicenta García Miranda, Carolina Coronado es tajante al afirmar que las mujeres escriben y lo van a seguir haciendo con independencia de los comentarios que puedan suscitar: "Es inútil que decidan si la poetisa debe o no existir porque no depende de la voluntad de los hombres.", dicen en 1846. Dependía, en efecto, de la voluntad de las mujeres y de su deseo de manejar todo tipo de ideas y de expresarse a sí mismas. Y así lo hicieron.
A los obstáculos que anidan en cualquier trayectoria humana las escritoras han sumado uno más:el que han tenido que vencer respecto a sí mismas. Adecuando en lo posible a sus características y necesidades el papel que les fue asignado en un orden de valores, el intelectual, que como sabemos, apenas contó con ellas.

Comentario de Anna Caballé

jueves, 30 de septiembre de 2010


Bernardo Atxaga evoca sus años escolares:

"Hace tiempo, cuando aún éramos jóvenes y verdes, un hombre de bigote y gorra a cuadros llegó a la escuela primaria donde estudiábamos y con gesto muy serio nos anunció que venía a hacernos la primera foto colectiva de nuestra vida. Le escuchamos entre risas, porque su aspecto nos hacía mucha gracia, sobre todo lo de la gorra, y también porque nunca hasta entonces habíamos oñido la expresión "foto colectiva"; luego, pisando charcos y lanzando nuestras carteras al aire, seguimos a la maestra hasta los soportales de la iglesia."

viernes, 10 de septiembre de 2010

LECTURA PELIGROSA

"Cuando la fiebre de la lectura comenzó a hacer estragos entre las damas en tiempos de Chardin y de baudouin y se vio, primero en la metropólis parisina y después en las provincias más apartadas, a todo el mundo -pero sobre todo a las mujeres- pasearse con un libro en el bolsillo, el fenómeno irritó a ciertos contemporáneos e hizo entrar rápidamente a partidarios y críticos. Los primeros preconizaban una lectura útil, que debía canalizar " el furor por la lectura", como se llamó entonces a ese fenómeno social, para transmitir los valores de virtud y favorecer la educación. Sus adversarios conservadores, en cambio, sólo veían en la lectura desenfrenada una nueva prueba de la imparable decadencia de las costumbres y del orden social así, por ejemplo, el librero suizo Johann Gerog Heinzmann llegó incluso a considerar la manía de leer novelas como la segunda calamidad de la época, casi tan funesta como la Revolución francesa. según él, la lectura había acarreado "en secreto" tanta desgracia en la vida privada de los hombres y las familias como "la espantosa Revolución Francesa" en el dominio público. Hasta los racionalistas creían que la práctica inmoderada de la lectura constituía ante todo un comportamiento perjudicial para la sociedad."

Comentario de Stefan Bollmann

sábado, 4 de septiembre de 2010


MINA


Cuando Amelia entró en casa de Mina percibió un extraño olor entre dulce, ácido y rancio que resumía los últimos quince días de la existencia de alguien que no pudo superar el dolor por la pérdida de lo único verdaderamente valioso que tenía en el mundo.
Mina se instaló en la penumbra de la vida y dormitó durante los dos últimos años en el colchón de la soledad porque no supo o no quiso vivir sin la única persona con quien vivió durante toda su vida.
Mina era soltera, aunque dicen que siempre estuvo enamorada de Julio, un hombre que vivía en el mismo pueblo, y que también se quedó soltero. No se casaron pero nadie sabe bien por qué. En realidad, nunca fueron novios, así que bien pudiera ser que aquella relación fuera sólo una leyenda.
Sin embargo, la leyenda sigue contando que nunca pudo o no quiso olvidarle y, según todos los rumores del pueblo, él siempre la recordó.
Mina se aferró en la vida a muy pocas cosas, pero con una terquedad implacable, hasta el punto de dejarse morir porque desaparecieron del mundo sus escasas referencias.
Amelia avanzó por el pasillo oscuro de la casa de Mina llamándola para no asustarla.
Hacía días que nadie la veía por la calle, según los vecinos no salía de casa desde hacía varios días. Pero nadie era capaz de precisar cuántos, quizá fueran quince, pensó Amelia.
Ahora se sentía angustiada. En los últimos días, había estado muy ocupada y no había tenido tiempo de pasar a verla.
Lo que veía no era buena señal, pensó Amelia, varios días sin barrer el suelo, polvo que se presentaba de manera insistente en las paredes, puertas, zócalo…
No era normal porque Mina, aun en su pobreza, siempre mantuvo la casa muy limpia, nos había enseñado, incluso, un truco para limpiar la parte alta de la cocina sin recurrir a los métodos tradicionales que nunca son muy seguros.
En efecto, Guillermina Juez Palacio, que así se llamaba en realidad, y su familia siempre fueron pobres. Su padre trabajó de criado para el marqués durante toda su vida.
Logró conservar a duras penas una pequeña cantidad de hectáreas de las que sacaba algo de trigo, de manera que pan no les faltaba, ni garbanzos que era lo que comían con un poco de tocino invariablemente durante todo el año. Alguna vez lo acompañaban con un poco de carne que les daba la carnicera del pueblo porque la madre de Mina cuidaba algunas veces a los hijos de aquélla mientras atendía el negocio.
Fue una familia pertinaz, y no perdieron ni la tierra ni la casa, ambas acompañaron primero la existencia de los padres de Mina, y después la de ésta y su hermano cuando se quedaron solos. Arreglaron bien la casa y llegaron a vivir con cierta holgura.
Así pues, ni Mina ni su hermano Bernardo se casaron y vivieron juntos hasta un día hace dos años en que Bernardo murió. No era muy mayor cuando murió pero esa enfermedad que generalmente es implacable vino a hacerle compañía cuando contaba setenta años. Desde el principio le persiguió sin descanso y en dos años pudo con él.
Mina le cuidó con cariño y tesón sin pensar nunca que el final estaba cerca, era una mujer luchadora y no se dejaba amilanar fácilmente, pero hay finales que son ineludibles y aquel también llegó lenta e inevitablemente.
Bernardo murió de la misma forma en que vivió: tranquilamente, con serena sonrisa, pero se llevó también con él toda la tranquilidad de aquella casa porque Mina no logró estar tranquila ni un solo día más hasta aquél en que Amelia la encontró tendida en el escaño de la cocina con esa sonrisa serena que hizo pensar a Amelia por un momento que era el mismo Bernardo.
Se sobresaltó un instante pero en seguida se dio cuenta de que Mina descansaba y sonreía después de mucho tiempo.
“Quiso morirse”, así empezaba una larga letanía que Amelia le contaba después a la gente del pueblo.
“Nadie puede morirse cuando quiere”, contestaba la gente.
“Ella sí, se empeñó y acortó la última parte de su vida”, “murió de pena”; sentenció Amelia y nadie se atrevió a contradecir aquella rotunda afirmación.
Tuvieron que admitir que a lo mejor era cierto, pues todo el vecindario vio que realmente aquellos dos últimos años habían sido muy duros para Mina. “Nunca se recuperó de la muerte de su hermano, desde luego, podría ser verdad, igual no era tan descabellado pensar que hubiera muerto de pena”, se decían unos a otros.
Sin embargo, para Amelia no fue lo más sorprendente que su vecina muriera de pena, hubo algo que la dejó aún más perpleja.
Cuando Amelia entró en la cocina, lejos de asustarse por encontrar muerta a Mina, vio algo que sí la dejó absorta: la mesa estaba preparada para dos personas, en el lado del escaño estaban los restos de la cena de una persona, era el lado de Mina, a su izquierda lo que le correspondía a Bernardo.
Cenó simulando que Bernardo vivía, y, después de la sorpresa inicial, hasta casi lo entendió.
Lo que ya era imposible que Amelia comprendiera, fue que en la silla donde siempre se sentó Bernardo estuviera colgada sobre el respaldo la chaqueta de pana marrón que usó invariablemente durante tantos inviernos. Era insólito porque ella misma se encargó de llevar toda la ropa del hermano de Mina a un convento de monjas.
Ni Amelia ni sus convecinos encontraron nunca la explicación a este suceso, y después de mucho pensar, ha quedado en la memoria del pueblo como uno de los acontecimientos más curiosos que se recuerdan.

sábado, 28 de agosto de 2010

Pena que haya que haber esperado al siglo XX para que las mujeres hayan tenido más reconocimiento como escritoras.

"A lo largo del siglo XX aumenta sin cesar el número de mujeres que escriben, y la profesión deja de considerarse impropia de nuestro sexo. Creo que en ningún campo estamos tan cerca de alcanzar la paridad con el varón. Hay muchas mujeres escritoras, algunas muy famosas, y algunas consiguen espectaculares éxitos de venta, e incluso de crítica. El hecho de ser mujer no constituye un obstáculo para encontrar editor, y ninguna autora se avergüenza de haber escrito una buena novela o un buen poemario."

Esther Tusquest

lunes, 23 de agosto de 2010

"El oficio de escribir eso que en nuestra sociedad entendemos por literatura exige, como dijera Borges, el ejercicio de la memoria y de la imaginación. Cuando alguien escribe, lo hace desde los abruptos territorios de la memoria. Es la memoria del tiempo pasado, de o que fue y ya no es, de lo que fuimos y ya no somos, lo que agita a menudo la nostalgia de la escritura literaria y nos anima a escribir sobre otros territorios imaginarios e imaginados, llámense Macondo, Castroforte, Mágina, Yoknapatawpha, Comala, Santa María, Paniceiros, Vetusta, Región, Obaba, Celama o la ínsula de Barataria. Sin Memoria no hay nada porque sin memoria no somos nadie ni es posible imaginar nada. Lo que somos y lo que imaginamos está tejido con los hilos del recuerdo y de lo vivido. Y nada es, ni siquiera en el paisaje literario de la ficción más irreal, si no ha sido antes en el paisaje sentimental de la memoria de quien escribe y quizá también de quien lee. Por eso el oficio de escribir tiene tanto de añoranza, de mirada hacia atrás, de evocación de los paraísos perdidos de la infancia y de la adolescencia a la búsqueda del tiempo perdido.

miércoles, 21 de julio de 2010


"María de Maeztu ha explicado la razón de su mucha actividad: "No me basta con ser, tengo que hacer". Todo ser humano, inevitablemente creador, debe en realidad decir lomismo: "Ante mí surgen un cúmulo de empresas, un cúmulo de proyectos que he de realizar. No puedo quedar pasivo ante el mundo, ante sus desfallecimientos y fracasos. No puedo contemplar impávido el dolor del drama humano que es el vivir. No puedo permanecer indiferente ante los niños abandonados, ante las mujeres que sufren. No puedo elegir entre la acción y la contemplación."

martes, 13 de julio de 2010


EL USURPADOR DE SUEÑOS

Sé que tendría que pedir perdón, sé que he invadido la intimidad de las víctimas, sé que no tenía ningún derecho a hacer lo que hice sólo porque yo obtenía placer. La gente así me lo hace ver. Debería pedir perdón. Pero no puedo.
No creo que tenga que pedir perdón sólo por tomar algunos instantes de belleza. Yo lo único que hacía era recopilar momentos de chicas hermosas, momentos que no eran públicos, momentos en los que yo no las he molestado, no les he hecho nada violento. Los médicos intentan hacerme ver la gravedad del hecho, me hablan de que he invadido la intimidad, la privacidad de las víctimas, yo sólo me he limitado a coleccionar belleza.

Así comenzaba la carta que Pedro Linares envió desde la cárcel a un periódico de amplia tirada de la localidad donde había vivido hasta días antes de su detención.
Pedro Linares era programador y trabajaba en una empresa grande de ocho de la mañana a tres de la tarde. Llegaba a casa, comía, descansaba, se sentaba frente al ordenador para mejorar sus conocimientos, navegaba por internet y solía quedar con sus amigos, cada vez menos, pues se iban casando de hacer siempre lo mismo y ya sólo quedaban tres.
Tomaban algo, charlaban o iban al cine y, finalmente, vuelta a casa.
Así, tranquila, transcurría la vida de Pedro.
Sin embargo, desde hacía algún tiempo se quedaba mirando mucho tiempo a las chicas que pasaban por su lado, las que estaban en los bares, en los parques, en el cine. En realidad, no miraba a todas le dijo a su abogado sólo a las guapas.
“Las que son guapas para ti”, le dijo el abogado.
“No, las que son guapas para mí, no. Las que son guapas, yo sé muy bien quiénes son guapas y quiénes no”.
Empezó a mirarlas mucho, fijamente, de forma descarada, de modo que alguna por la calle le llamó la atención, lo que en más de una ocasión acabó en altercado, con intervención de otra gente que pasaba por la calle, o incluso de la Policía local.
Cambió alguno de sus hábitos, necesitaba cada vez más ver chicas guapas, así que después de descansar ya no utilizaba el ordenador sino que salía de casa y deambulaba por las calles sin rumbo pero con un único objetivo: encontrar chicas guapas.
Así iba pasando el tiempo hasta que un día una chica estaba mirando un escaparate, se acercó a ella pero tanto que la chica empezó a gritarle, a pedir socorro pues pensó que iba a atacarla.
Comenzó a pensar que tendría problemas si no actuaba con precaución, así que se le ocurrió lo que le pareció una gran idea.

Cuando la policía entró en la habitación de Pedro Linares comprendió que aquello había que analizarlo detenidamente, les costaba creer lo que veían y el estupor fue inmenso.
Las fotografías cubrían una pared de la habitación, y varios archivos contenían fotografías de chicas.
En ellas aparecían dormidas, sólo se veían sus caras. Cambiaban las posturas, las habitaciones, había morenas, rubias, pelirrojas, con pelo largo, corto, media melena… Pero todas dormidas.
Pasada la primera sorpresa, la policía registró la habitación y encontró innumerables cajas que contenían trozos de ropa interior femenina.
Allí estaban acumuladas las pruebas que demostraban lo que había sido la vida de Pedro durante los últimos meses.
Salía de casa, paseaba, iba a bares, al parque hasta que encontraba una chica guapa, entonces la seguía, hasta que averiguaba dónde vivía, con quién, sus hábitos durante la tarde, la noche.
Decidió que para el plan que había diseñado lo mejor sería descartar aquéllas que no vivieran en un primer piso o en bajos, y aún mejor las que vivieran lejos de su propia casa.
Estas investigaciones le fascinaban: descubría tantos datos acerca de ellas que es como si siempre hubiesen sido sus conocidas.
Siempre estaba muy emocionado, contento y aunque veía poco a sus amigos se divertía mucho más que con ellos, éstos bromeaban y le decían que tenía cara de enamorado, que algún día les tendría que presentar a su chica.
Él contestaba que no estaba enamorado ni tenía novia pero que en el trabajo todo le iba bien y que en ese momento estaba tranquilo con la vida que llevaba, no necesitaba más, les decía.
En cierta forma era verdad.
Por fin, una noche se decidió a poner en práctica su plan. Llegó a casa, comió y descansó un rato, pero aquel día sí que era especial, si hasta ese momento estaba contento ahora se encontraba feliz.
Preparó su máquina de fotos, y una tijera, ambos objetos los metió en una bandolera. Escogió su vestuario, y se sentó a esperar que llegara la hora de la cena, cenó con su familia, como siempre pero no se quedó a ver la televisión, dijo que estaba cansado y que se iba a la cama.
Aquella chica se acostaba pronto por lo que dedujo de sus investigaciones, así que consideró que las doce sería una hora perfecta.
Como estaba lejos de su casa, salió sobre las diez y media para estar con tiempo delante de la casa de la chica y observar, quizá hubiera algún cambio esa noche.
Llegó, observó y vio que todo se iba desarrollando según lo previsto, la chica tenía ciertos rituales que también aquella noche cumplió.
Dejó el tiempo suficiente para que ésta estuviera en un sueño profundo.
A las doce en punto entraba en la habitación de la chica.
La contempló durante diez minutos, mucho más de lo que había podido hacerlo por la calle, nunca había logrado verla en un bar durante un rato o en cualquier otro lugar.
Era muy guapa.
Le sacó una foto y luego otra para asegurar que tendría el documento y con la tijera cortó un trozo de ropa interior. Metió todo en la bandolera y se fue.
Estaba contento de comenzar su colección de belleza. No se puede dejar escapar la belleza, la hermosura, pensaba.
Su vida ahora tenía más sentido.
Una vez en casa guardó la pequeña pieza de ropa en una caja, la primera de varios recortes que consiguió. Al día siguiente pegó las fotos en la pared de su habitación y extasiado las contempló durante mucho tiempo, porque la belleza se puede atrapar en un instante pero hay que contemplarla durante mucho tiempo para que te acompañe, para que te impregne, para que te haga sentir mejor, y con este pensamiento decidió encontrar otra chica al día siguiente.
Así hasta seis.
La sexta chica se despertó cuando estaba haciéndole la foto.

Debería pedir perdón, pero no puedo.
Sólo que a partir de ahora la belleza vivirá siempre conmigo. Cuando se contempla durante tanto tiempo, te atrapa.

domingo, 11 de julio de 2010


EL 11 DE JULIO DE 1974 FALLECE PÄR FABIEN LAGERKVIST, ESCRITOR SUECO, PREMIO NOBEL DE LITERATURA EN 1951.

Escritor sueco, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1951. Cultivó poemas, obras de teatro, novelas, cuentos y ensayos. Su obra se caracteriza por el pesimismo, la angustia, la indagación de la naturaleza humana y las constantes alusiones a la muerte.

Pär Lagerkvist nació en 1891 en el seno de una familia campesina de la provincia de Småland. Sus padres eran de educación tradicionalista, con profundas bases religiosas en la fe cristiana. De 1910 a 1912 estudia arte y literatura en la Universidad de Uppsala.
Su interés hacia el arte lo llevan a viajar a París, donde estudia arte y conoce el movimiento cubista y expresionista.
Durante la Primera Guerra Mundial, vivió en Dinamarca; allí escribió su primera obra teatral en 1917, llamada El último ser humano, así como Angustia, libro de poesía fuertemente inspirado en la guerra.
A su regreso a Suecia, en 1919 se convierte en crítico de teatro en Estocolmo, donde escribe numerosos ensayos en prensa. Al mismo tiempo, continúa su obra literaria, que le acarrearía una gran aceptación entre el público y una no menor influencia en la literatura de su país.
En 1940 sería llamado como miembro de la Academia Sueca. Ese mismo año recibe el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Gotemburgo, y en 1951 gana el Premio Nobel de Literatura.
La obra de Lagerkvist se caracteriza por una fuerte calidad expresiva, influencia que adquirió quizás en París, donde conoció el movimiento expresionista. Aborda temas principalmente relacionados con la problemática del bien y el mal, que se reflejan en una obra cargada de pesimismo, ansiedad, crueldad, y en ocasiones de moralidad religiosa.
Entre los temas centrales de su obra se encuentra la cuestión fundamental del bien y del mal, que el autor examinó a través de figuras como el verdugo medieval, Barrabás, y el Judío Errante. En su moral, usó motivos y figuras de la tradición cristiana sin seguir las doctrinas de la Iglesia.
Algunas de sus obras publicadas en castellano son:
Angustia (Ångest, 1916), libro de poesía donde Lagerkvist, lleno de pesimismo, denuncia la violencia de la humanidad en las guerras, y la inutilidad de las mismas.
La Eterna sonrisa (Det eviga leendet, 1920), cuento fantástico que hace un balance de la vida cotidiana, aborda la inutilidad del materialismo, la necesidad del afecto y de un ser rector, así como la arrogancia del hombre pese a su fragilidad, y la superioridad de la muerte sobre los hombres. En esta obra, la muerte, con su sonrisa eterna es la verdadera gobernante de la humanidad. Los muertos, que son los protagonistas de esta historia, se sientan a conversar acerca de sus vidas, muchas veces mediocres, de sus virtudes y de sus defectos.
Estas cuestiones vuelven a ser tocadas en Historias Malignas (Onda sagor, 1924), colección de cuentos cortos llenos de ironía en donde Lagerkvist muestra su miedo ante la probable existencia de Dios, la vanalidad de las personas ante la moral, el miedo a la muerte, y la falta de sentido de la vida. En una de estas historias, un niño se atemoriza de que exista un ser eterno, omnipresente e inquisidor ante el que no existe defensa alguna. En otra historia, la gente se divierte cuando presencia un suicidio que incluso es trasmitido por televisión.
El Enano (Dvärgen, 1944), es una obra donde el protagonista, un enano bufón de la Italia renacentista, es la encarnación del mal, extremadamente cruel, ama la guerra y desdeña las debilidades humanas. Un ejemplo de la gran maldad que se puede albergar en el alma y la ruptura de la línea entre lo humano y lo bestial.
El Verdugo (Bödeln, 1933), expone el simbolismo del verdugo que ejecutaba la pena capital en la edad media. Es una crítica al totalitarismo, al racismo, a los actos de lesa humanidad, y en concreto al nazismo. El verdugo simboliza al poder de la muerte y el odio, una especie de cristo salvador inmortal que encumbra a unos a costa de la muerte de otros, mientras que Dios es un ser lejano de piedra totalmente inactivo.
Barrabás (Barabbas, 1950) es quizás la novela más famosa de Lagerkvist. La novela se basa en la historia bíblica de la liberación del ladrón Barrabás en lugar de Jesucristo. El escritor imagina la vida de Barrabás después de su liberación. El criminal cree que fue salvado para difundir el mensaje de Jesús, pero en su lucha religiosa no entiende el porqué de las persecuciones ni la inacción de Dios para evitarlas. La obra fue llevada al cine por primera vez en 1953 con la dirección del director sueco Alf Sjöberg y en 1961, con el protagónico de Anthony Quinn y la dirección de Richard Fleischer.

sábado, 10 de julio de 2010


EL 10 DE JULIO DE 1902 NACE NICOLÁS GUILLÉN, POETA CUBANO.

Fue un poeta cubano. Guillén fue junto con José Martí El Poeta Cubano por antonomasia.
Su producción poética gira alrededor de dos grandes temas: la exaltación del negro y la situación social. Gracias al valor intrínseco de su obra, así como al de la de Emilio Ballagas y Luis Palés Matos, los problemas de la raza negra han adquirido relieve y categoría dentro del ámbito de la literatura de la lengua española. En Guillén esos temas cobran aliento superior. Junto a composiciones que imitan el ritmo de las danzas negras están las de intención social, en las que se mezcla una especie de mesianismo racial. Su militancia comunista, que data de 1937, le valió prisiones y persecuciones. En 1954 fue galardonado con el Premio Lenin de la Paz.
Al advenimiento del régimen revolucionario de 1959, fue uno de sus más destacados defensores. Tras la Revolución compuso poemarios como Tengo (1964) o El diario que a diario (1972).
En 1961 fue elegido presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Muchos de sus poemas han sido musicalizados por artistas como Quilapayún, Paco Ibáñez, Inti Illimani y Xulio Formoso quien grabó en el año 1975 un álbum enteramente dedicado a su obra titulado Guillén el del son entero.

OBRA POÉTICA

Poemas de transición (1927-1931)
Cerebro y corazón (1928)
Motivos de son (1930)
España (1937)
El son entero (1947)
El soldado Miguel Paz y el sargento José Inés
Elegías (1948-1958)
La paloma de vuelo popular (1958)
Tengo (1964)
En algún sitio de la primavera (1966)
El gran zoo (1967)
La rueda dentada (1972)
El diario que a diario (1972)
Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977-1978)
Sol de domingo
Hay Que Tener Bolunta
Balada de los dos abuelos
" Soldadito Boliviano"
"La Muralla" (poema musicalizado por Quilapayún e intillimani)
"Sensemayá" (poema musicalizado por Inti illimani)

miércoles, 7 de julio de 2010


EL 7 DE JULIO DE 1930 FALLECE ARTHUR CONAN DOYLE, NOVELISTA ESCOCÉS, CREADOR DEL PERSONAJE SHERLOK HOLMES.

Fue un escritor británico célebre por la creación del personaje de Sherlock Holmes, el detective de ficción mas famoso del mundo.

Historias de Sherlock Holmes

Estudio en escarlata (A Study in Scarlet, novela, 1887).
El signo de los cuatro (The Sign of Four, novela, 1890).
Las aventuras de Sherlock Holmes (The Adventures of Sherlock Holmes, 1891–92).
Las memorias de Sherlock Holmes (The Memoirs of Sherlock Holmes, 1892–93)
El sabueso de los Baskerville (The Hound of the Baskervilles, novela, 1901–02).
El Regreso de Sherlock Holmes (The Return of Sherlock Holmes, 1903–04).
El valle del terror (The Valley of Fear, novela, 1914–15).
Su última reverencia (His Last Bow, 1908–17).
El Archivo de Sherlock Holmes (The Case-Book of Sherlock Holmes, 1924–26).

domingo, 4 de julio de 2010

Rastreos literarios:
En las obras literarias se ve perfectamente la imagen de la mujer en la sociedad. La literatura nos ofrece la imagen de la sociedad y de la mujer en ella.
Fragmento sacado del libro de Las bostonianas de Henry James:

“Las mujeres que hasta entonces había conocido Ransom pertenecían casi todas ellas al dulce clima del Sur, y no ocurría a menudo encontrar en ellas aquella tendencia por él descubierta (e inmediatamente condenada) en la señorita Olive Chancellor. A él le gustaban así, que no pensaran demasiado, que no sintieran ninguna responsabilidad por el gobierno del mundo, cosa que estaba seguro sentía la señorita Chancellor. Le gustaba que llevaran una vida privada y pasiva, que no tuvieran ningún sentimiento fuera de ella, y dejaran la vida pública al sexo de piel más dura.”

“La señorita Chancellor no le desagradó, había sido muy cordial; pero, poco a poco, le comenzó a producir una sensación irritante, el pensamiento de que uno jamás se hallaría a gusto con una mujer que tomaba las cosas tan en serio.”

sábado, 3 de julio de 2010


EL 3 DE JULIO DE 1888 NACE RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA, ESCRITOR.

Fue un prolífico escritor y periodista vanguardista español, generalmente adscrito a la Generación de 1914 o Novecentismo, e inventor del género literario conocido como greguería. Posee una obra literaria extensa que va desde el ensayo costumbrista, la biografía (escribió varias: sobre Valle Inclán, Azorín y sobre sí mismo: Automoribundia), la novela, el teatro.

«Ramón», como le gustaba que le llamaran, escribió un centenar de libros, la gran mayoría traducidos a varios idiomas. Divulgó las vanguardias europeas desde su concurrida tertulia, en el Café de Pombo, inmortalizada por su amigo el pintor y escritor expresionista José Gutiérrez Solana. Escribió especialmente biografías donde el personaje reseñado era en realidad una excusa para la divagación y la acumulación de anécdotas verdaderas o inventadas.

Escritor de personalidad muy acusada y de una vastísima obra de más de un centenar de títulos, su creación literaria más significada y reconocida es la greguería nacida en 1910, que ejerció una enorme influencia en los creadores de su tiempo y, especialmente, en los poetas de la generación del 27. Ramón es un decidido entusiasma de lo nuevo, y en cuya defensa e impulso desplegará una actividad muy intensa. Su temprana vocación se anuncia cuando a los diecisiete años cuando escribe la que será su primera obra titulada «Entrando en fuego» 1905.

Es muy probable que Ramón escribiera desde sus primeros instantes en diversos periódicos locales. Pero su periodo inicial lo tuvo sin lugar a dudas en su paterno “Prometeo”. Podemos seguir su obra periodística anterior a la Guerra Civil Española en La Tribuna, El Liberal, El Sol y La Voz. Su obra literaria se encuentra en casi todas las revistas del momento, desde las minoritarias y efímeras hasta Revista de Occidente, La Gaceta Literaria o Cruz y Raya.

Los años veinte son los años del reconocimiento internacional de Ramón, vive en El Ventanal, el chalet que se construyó en Estoril con Carmen de Burgos, en Nápoles y vuelta a Madrid; en París, en Le Cirque d'Hiver da una conferencia subido a lomos de un elefante; en El Circo Americano de Madrid lee su conferencia rollo de papel sentado en un trapecio elevado sobre la pista.

Cultivó un teatro muy innovador, cercano a la estética surrealista, cuyo mejor exponente es Los medios seres, que llegó a representarse pero no fue entendida por el público madrileño, poco habituado a las extravagancias vanguardistas.

En sus obras ensayísticas lo más destacable es la introducción de las vanguardias europeas en España (su libro Ismos, por ejemplo, que introdujo un nuevo vocablo en el diccionario castellano). También sintió interés por el madrileñismo castizo y encontró una forma de renovar el costumbrismo que se había utilizado en su descripción en la metáfora del mercadillo de Madrid, al que dedicó su libro El Rastro, donde los objetos infortunados y abandonados son salvados por su evocación lírica.

Las greguerías son unas sentencias ingeniosas, y en general breves que surgen de un choque casual entre el pensamiento y la realidad. Es indudable que Ramón fue su creador.[12] El propio Ramón la define esquemáticamente del siguiente modo:



La imagen en que se basa la greguería puede surgir de forma espontánea, pero su formulación lingüística es muy elaborada, pues ha de recoger sintética, ingeniosa y humorísticamente la idea que se quiere transmitir.

El efecto sorpresivo se obtiene a través de:

La asociación visual de dos imágenes: «La luna es el ojo de buey del barco de la noche».
La inversión de una relación lógica: «El polvo está lleno de viejos y olvidados estornudos».
La asociación libre de conceptos ligados: «El par de huevos que nos tomamos parece que son gemelos, y no son ni primos terceros».
La asociación libre de conceptos contrapuestos: «Lo más importante de la vida es no haber muerto».
Gómez de la Serna dedicó, a lo largo de su vida numerosos libros a este nuevo género, que cultivaba asiduamente en secciones fijas de los periódicos y lo consagraría como uno de los escritores más conocidos de las letras españolas: Greguerías (1917), Flor de greguerías (1933), Total de greguerías (1955), etc. Este género, de hecho, sirvió para renovar la anquilosada idea de la metáfora y de la imagen poética que poseía la estética literaria española y anticipó el Surrealismo.

Su carácter crítico y sarcástico se ve reflejado en las novelas y relatos breves, en especial en obras como El Chalet de las rosas (1923), análisis de la psicología criminal; El torero Caracho (1926), visión grotesca del ambiente taurino, y El caballero del hongo gris (1928), descripción del mundo de la vana apariencia y la superficialidad. Destacables son también sus novelas eróticas, Senos (1918), La viuda blanca y negra (1918), La mujer de ámbar (1927) y La Nardo (1930). En La quinta de Palmyra, por otra parte, trata el tema de la homosexualidad femenina. Escribió un libro de memorias en dos volúmenes, titulado Automoribundia y Nostalgias de Madrid (1955).

domingo, 27 de junio de 2010


EL 27 DE JUNIO DE 1880, NACE HELEN KELLER, ESCRITORA, ACTIVISTA Y ORADORA ESTADOUNIDENSE.

Helen Keller nació en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos. Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía tan solo 19 meses de edad. Su incapacidad para comunicarse en tan temprana etapa de desarrollo fue muy traumática para ella y su familia, debido a esto, estuvo prácticamente incontrolable por un tiempo.

A pesar de sus discapacidades, muchos años después daría discursos acerca de su vida, e incluso escribiría libros sobre sus experiencias personales. Todo esto fue posible gracias a la gran ayuda e influencia de su institutriz Anne Sullivan, quien le enseñó a leer y comunicarse con los demás, junto con llevar una vida disciplinada.

Por un tiempo, Sullivan dio clases a Helen en una cabaña ubicada en la propiedad de la familia, para que se separara de sus protectores padres. Sullivan permitía que Helen tocara las cosas y entonces deletreaba, lo que el objeto era, en la mano de Helen. Así, Helen aprendió a leer.

Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió a su discípula un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar letras.

Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al comunicarse. Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones. Este procedimiento se utilizó para enseñarle a Helen a hablar desde joven.

Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso. No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Helen pudo finalmente hablar de manera clara.

Eventualmente Helen Keller fue a la Universidad de Radcliffe y se graduó con honores. Publicó su primer libro en 1902, "La Historia de Mi Vida", el mismo que fue redactado por John Macy.

Hay una calle dedicada a ella en la localidad española de Getafe y una escuela para ciegos lleva su nombre en Santiago de Chile. En Corrientes, Argentina, una escuela para sordos fue fundada con su nombre. En Córdoba, también Argentina, hay un colegio para ciegos que lleva su nombre. De igual forma en Caracas, Venezuela un colegio para niños con deficiencias auditivas lleva su nombre.

Hija del capitán Arturo Henley Keller y Kate Adams Keller, Helen nació con la vista y la audición completas. Hoy en día la naturaleza de su enfermedad sigue siendo un misterio. Los doctores en su tiempo la llamaron "fiebre del cerebro", mientras que los médicos de hoy piensan que pudo haber sido escarlatina o meningitis.

Cualquiera que haya sido la enfermedad, por muchos días lo único que se esperaba es que Helen muriera. Cuando la fiebre bajó, la familia de Helen se puso feliz creyendo que su hija iba a estar bien otra vez. Sin embargo, la madre de Helen pronto notó que su hija no podía responder cuando sonaba la campana de cena, o cuando ella pasaba su mano delante de los ojos de su hija. Llegó así a ser evidente que la enfermedad de Helen la había dejado ciega y sorda.

Los siguientes años fueron muy difíciles para Helen y su familia. Helen se hizo una niña muy difícil, aventaba los platos y lámparas y aterrorizaba la casa entera con rabietas, gritos y su mal genio. Los parientes la miraban como un monstruo.

Pero su familia - y ella misma - no se resignan con ese destino, y lo fueron superando a fuerza de voluntad y constancia, y gracias también a tutores y amigos que la ayudaron; entre ellos, Anne Sullivan.
Anne Sullivan fue su profesora personal, y amiga de toda la vida. Anne le ayudó primero a controlar su mal genio, y después le enseñó a leer, en primer lugar con el alfabeto manual táctil y más adelante, con el sistema Braille, a escribir de forma normal y a través de las máquinas de escribir en Braille.

Helen fue a la escuela de Cambridge para señoritas desde 1896 y en el otoño de 1900 entró en la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega que podía alcanzar el reto de presentarse y transitar en una Universidad.

La vida en Radcliffe era muy difícil para Helen y Anne, y la cantidad enorme de trabajo condujo al deterioro de la visión de Anne. Durante su tiempo en la universidad Helen comenzó a escribir sobre su vida. Ella escribía la historia en Braille y en una máquina de escribir normal. Fue en este tiempo que Helen y Anne resolvieron con Juan Albert Macy que él debía ayudar a corregir el primer libro de Helen ("La historia de mi vida"), el cual fue publicado en 1903 y aunque al principio no fuese exitoso en ventas, se convirtió más adelante en una obra clásica.

El 28 de junio de 1904 Helen se graduó "Con Honores" de la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Ese mismo año en la exposición de San Luis habla por primera vez en público.

Helen y Anne iniciaron en los años siguientes una gira de charlas y conferencias sobre sus experiencias. Helen contaba su vida y su discurso era interpretado frase a frase por Anne Sullivan, lo que siempre generaba sesiones de preguntas y respuestas acerca de sus historias. A causa de sus viajes, Helen y Anne buscaron una nueva forma de vivir a través de sus conferencias y la venta de sus obras literarias.

En 1918 la demanda de sus obras había disminuido, pero ellas seguían viajando con más interés, mostrando las cosas increíbles de Helen, como la primera vez que entendió el significado de la palabra "agua". Ese año Helen, Anne y John (Esposo de Anne), se trasladaron a Forest Hills en Nueva York. Helen usaba su nueva casa como la sede para consecución de fondos de la Fundación Americana para Ciegos. Ella no solo recolectaba dinero, también hacía campañas para mejorar la calidad de vida y las condiciones de las personas ciegas, quienes eran rechazados y erróneamente educados en asilos. Su insistencia fue uno de los factores importantes para que las condiciones de éstos cambiaran.

En 1957 fue presentada por primera vez "La trabajadora milagrosa" un drama donde Anne Sullivan muestra sus primeras formas de comunicación cuando Helen era una niña, fue la primera aparición en televisión en los Estados Unidos. En 1959 esta obra fue presentada en Broadway y llegó a ser un éxito por casi dos años. En 1962 se realizó otra película en donde las actrices que hacían el papel de Anne y Helen recibieron premios Oscar por sus actuaciones.

En octubre de 1961 Helen sufrió el primero de una serie de accidentes cerebro vascular, y su vida pública se fue cerrando. En los últimos años de su vida se dedicaría entonces a cuidar su casa en Arcan Ridge.

En 1964, Helen fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Amistad, el más alto premio para personas civiles otorgada por el presidente Lyndon Johnson. Un año más tarde fue elegida como La mujer del “Salón de la Fama” en la Feria Mundial de Nueva York.

Poco antes de su muerte en 1968, a la edad de 87 años, Helen Keller le dice a un amigo: "En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha."

El primero de junio de 1968, en Arcan Ridge, Helen Keller muere mientras dormía. Su cuerpo fue cremado en Bridgeport, Connecticut, y su funeral se realizó en la Catedral Nacional de Washington DC. La urna más tarde sería llevada a un lugar cerca de donde descansaban los restos también de Anne Sullivan y Polly Thomson.

domingo, 13 de junio de 2010


AURORA TEMPRANO


Hace dos días subí al desván de la casa de mis padres y entre otros objetos encontré los abanicos de paja que hacía Aurora Temprano. Eran unos abanicos realizados con paja y cosidos con hilos de colores, en los que pegaba una fotografía sacada de las revistas del corazón de sus toreros favoritos.
Aunque los tenía en la mano me pregunté si Aurora Temprano había existido de verdad y aquel momento real e irreal a la vez, me recordó otro de hacía muchos años en que tuve la misma sensación. Aquella tarde nos llevó mi madre a mis primas y a mí a su casa para que conociéramos cómo se hacía el encaje de bolillos. Recuerdo que viví aquella visita con mucha excitación por la curiosidad que aquella extraña mujer despertaba en mí.
Aurora Temprano vivía en una calle muy cercana a la casa de mis abuelos, era alta, delgada y mayor. Era mayor, pero no tenía el aspecto de otras mujeres de su edad. Andaba muy erguida y llevaba el pelo, canoso, recogido en un moño alto, que con su cara de cera a mí me recordaba las aristócratas venidas a menos.
Al atardecer iba al caño por agua con un cántaro, hablaba sola y siempre nos saludaba, pero recuerdo especialmente el primer día que la vi fumando. Era una tarde de julio, yo estaba jugando con mis primas como casi todos los días, cuando la vi venir de frente con pantalones negros y una blusa color beige, paré mi juego, y una vez más la observé, como hacía siempre que nadie me veía, y tampoco ella claro está, pues había oído por el pueblo que estaba algo trastornada. Pero aquel día iba maquillada, igual que la vería muchas veces después. Las uñas pintadas de color granate, reloj de pulsera en la muñeca izquierda y fumando. Aquél sí que fue un descubrimiento. Aurora Temprano iba a buscar agua preparada de la misma manera que iría si tuviera una cita, y además fumaba. Si hasta ese momento me producía curiosidad, ahora ya era interés por conocer con todo detalle su existencia. De manera que al pasar cerca de su casa procuraba escuchar lo que ella hablaba. A veces se le oía conversar en voz muy baja y otras daba gritos, gritaba como si riñera con alguien, pero casi nunca le entendía nada, así que mi curiosidad se acrecentaba. Me fijaba si iba maquillada o si llevaba las uñas pintadas (casi siempre iba así), y también con aquel pantalón negro que contrastaba con la blancura de cera de su piel, la nariz y los ojos le sobresalían de forma que su cara recordaba un camafeo.
Un día, por fin le dije a mi madre que Aurora Temprano fumaba, ella se sonrió e hizo un gesto con los ojos que decía: “Ya sabes...”, y a la vez no queriendo explicar nada, comprobé una vez más que era un tema acerca del que no se podía hablar, así que me resigné a investigar por mi cuenta todo lo que pudiera. Empecé a observarla detalladamente, escuchar cuando pasaba cerca de su casa, y estar muy atenta si alguna vez hablaban de ella mis tías y mi abuela, mientras cosían en esa hora pesada en la que Castilla duerme bajo la vigilancia de un sol abrasador. Y mientras los hombres sesteaban, las niñas jugábamos y las madres cosían bajo un porche en el corral de mi abuela, lugar bautizado por mí como oasis, concepto que aprendí ese año en el colegio y que me recordó aquella parte de la casa familiar por ser la única que nos ayudaba a huir de la agotadora lucha con el calor, era el momento del día en el que mis tías, mi madre y mi abuela hablaban de todo un poco, y aquí empezaba mi hazaña, que consistía sobre todo en seguir el juego con mis primas y no perder una sílaba de la conversación de aquéllas. De esta manera conseguí saber algún detalle más acerca de mi investigada; así supe que era una mujer de sesenta y tres o sesenta y cuatro años, que siempre se la llamaba en el pueblo Aurora Temprano, esto a mí me parecía muy importante, pues llamar a alguien con el nombre y el apellido cada vez que se la nombraba me daba la impresión de que era una persona de cierta categoría, como los escritores o los reyes que yo estudiaba en los libros de texto. También supe que el padre de Aurora Temprano fue el médico del pueblo, una persona rara, de carácter difícil, malhumorado siempre, despótico con los pacientes y con su familia. Todo le parecía mal y si un paciente consultaba a otro médico para mayor seguridad, se enfadaba y no volvía a atenderle. Aurora Temprano era soltera y desde que murieron sus padres vivía en aquella casa alquilada, sus únicos recursos para sobrevivir consistían en una exigua pensión que cobraba del Estado por ser huérfana, concepto éste que yo no entendía muy bien ya que me parecía muy mayor para serlo, asociaba yo la orfandad a niños pequeños, y me daba mucha pena que sólo tuviera aquellos recursos, ya que en realidad vivía pobremente. Sin embargo, todo esto lo olvidé aquella tarde en que me envolvió la misma irrealidad que he sentido ahora treinta años después al ver los objetos hechos por ella. Sentí flotar mi cuerpo y mi mente en aquella atmósfera extraña en la que había fotografías de toreros adornando las pulcras paredes encaladas de blanco de la casa, y sentí el mismo frío que regala el adobe de las casas castellanas en los meses en los que el calor se instala como una carga sobre todo en nuestra mente. La sala donde estuvimos buena parte de aquella emocionante tarde (emocionante para mí, no recuerdo que las demás la vivieran como yo, creo que mis primas y mi madre eran los únicos seres instalados en la realidad de aquel momento, y Aurora Temprano y yo, junto con los toreros que nos sonreían desde las paredes formábamos el conjunto irreal de la escena), se vestía de blanco y se calzaba con baldosas enceradas de color granate ofreciéndosenos elegante y austera contrastando ostentosamente con el aire de fiesta que ofrecían los trajes de oro y plata que lucían los toreros. Había variedad de fotografías en las paredes, unos toreros aparecían en plena faena, otros posando, también había fotografías en las que se apreciaban plazas de toros, claveles, banderillas, caballos de rejoneo. Allí estaban el Cordobés, el Viti y tantos otros de los que no puedo recordar el nombre. Ella hablaba con ellos, y de ellos con nosotras mientras nos enseñaba cómo se hacía el encaje de bolillos, nos contaba anécdotas vividas con sus toreros favoritos, incluso que el Cordobés estuvo enamorado de ella, pero ella le había rechazado. A pesar de ello, el torero venía de vez en cuando a verla, tomaban café, charlaban y después él se iba, hacía tan sólo dos días había recibido carta suya.
Mientras nos contaba que se carteaba con varios toreros más, yo veía reinar la locura plácidamente instalada en su encaje de bolillos, en los abanicos de paja, en los toreros, en ella, no en mi madre, sí en la pared, no en mis primas, pero sí en mí; me fascinó entrar en su realidad desde nuestra irrealidad. Yo sólo la veía a ella como en un escenario, el resto de las luces apagado, ella y yo, viviendo ese instante real e irreal.
Cuando salimos de su casa saboreé para mí sola el momento vivido, guardé el abanico de paja, y atesoré en mi mente la tarde transcurrida, hasta hoy en que he vuelto a recordar el resto de la historia de Aurora Temprano.
Supe a través de mis escuchas infantiles que su padre de carácter difícil no las trataba bien a ella, a su hermana y a su madre, y que nunca perdonó a la vida que su hija mayor muriera al terminar la carrera de Magisterio. Así fue, Consuelo Temprano de carácter fuerte y brillante inteligencia terminó la carrera a los veinte años en junio, y en septiembre, después de una misteriosa enfermedad, murió dejando sumida a la familia en un estado adormecido del que nunca más se recuperaría. Volvieron del entierro en un soleado día de septiembre y el padre malhumorado como siempre, dijo las últimas palabras que cruzó con su mujer y su hija hasta el día de su muerte.
Había decidido que Aurora no entrara en la Escuela de Magisterio ese año como estaba previsto, para no gastar tiempo y dinero sin ningún beneficio como había ocurrido con Consuelo. Así dijo, cerró la puerta de la habitación que le servía de consulta y no salió hasta la hora de cenar, así vivió hasta que murió diez años después. Se levantaba temprano, desayunaba, se metía en la consulta, atendía a los pacientes, comía en la cocina solo, volvía a la consulta, cenaba y se metía en la cama, así día tras día durante diez años.
A la desgracia vivida por la familia consiguió añadir la tristeza, la soledad y el malhumor por toda la casa. Hasta que un día de septiembre, dos años después de la muerte de Consuelo, murió su madre hastiada de tanto malhumor, tristeza, soledad y rabia contenida. Así que Aurora Temprano siguió viviendo entre aquellas sombras y cargando con una culpa que nunca tuvo. Cargó siempre con el capricho de la muerte que eligió a Consuelo tan desacertadamente, y este capricho le truncó la vida para siempre, y ella que sí hubiera podido enseñar a generaciones de niños en la escuela de aquel mismo pueblo, se vio reducida por otro capricho, esta vez de su padre, a una mísera existencia en la que sólo la locura la salvó del mal humor, la tristeza y la soledad.
Repasados estos recuerdos, bajé del desván y vi que mi madre tenía preparados dos claveles cruzados en forma de banderilla, no le pregunté nada ya que supuse que eran para la tumba de mi abuelo, era el día de Todos los Santos e íbamos al cementerio. Pero después de visitar a mi abuelo, se dirigió a la tumba de Aurora Temprano y depositó en ella el extraño ramo. Al lado habían dejado otro exactamente igual con un sobre dirigido a nombre de Aurora Temprano, y debajo del nombre decía: “De parte de tu amor imposible”, y vimos cómo en ese momento salía del cementerio un hombre vestido con un traje de luces.

domingo, 6 de junio de 2010


EL 6 DE JUNIO DE 1799 NACE ALEKSANDR PUSHKIN, POETA RUSO.

Fue un poeta, dramaturgo y novelista ruso, fundador de la literatura rusa moderna.

Fue pionero en el uso de la lengua vernácula en sus obras, creando un estilo narrativo —mezcla de drama, romance y sátira— que fue desde entonces asociado a la literatura rusa e influyó notablemente en posteriores figuras literarias como Gógol, Dostoyevski, Tolstói y Tiútchev, así como en los compositores rusos Chaikovski y Músorgski.
La influencia de Byron es percibida según algunos críticos literarios en la poesía de Pushkin: El prisionero del Cáucaso (1821), en el que se describen las costumbres guerreras de los circasianos. La fuente de Bajchisarái (1822) que traduce la atmósfera del harén y evocaciones de Crimea, y Los zíngaros (1824). Asimismo Gavriliada (1821), poema blasfemo, que refleja los ideales de Voltaire. De 1824 a 1826 fue confinado en Mijáilovskoye, en una de sus propiedades, lo que le permitió terminar su obra Yevgeni Onegin (1823 – 1830), escribir su tragedia: Borís Godunov (1824 – 1825), y componer los "cuentos en verso" irónicos y realistas.

sábado, 5 de junio de 2010


EL 5 DE JUNIO DE 1949 NACE KEN FOLLET, ESCRITOR BRITÁNICO.

Aunque no soy partidaria de los best sellers, sin embargo, Los pilares de la tierra es de los libros que yo recomendaría, dentro de este estilo es bueno.

Dejando aparte dos trabajos competentes pero poco distinguidos, El Escándalo Modigliani y Papel Moneda, la carrera literaria de Follett ha pasado por distintas fases. La primera, y más distinguida fase comprende La Isla de las Tormentas y los cinco libros (cuatro libros de ficción y otro de no ficción) que le siguieron. Todas eran variaciones del suspense de espionaje clásico, dos agentes audaces y con recursos contra un enemigo numeroso y bien equipado. Los escenarios son tanto cronológica como geográficamente diversos, desde la Europa de la Primera Guerra Mundial en El hombre de San Petersburgo al (entonces) presente Irán y Afganistán en Las Alas del Águila y El Valle de los Leones. Como en los primeros trabajos de Frederick Forsyth, otro periodista convertido en novelista, las primeras obras de suspense de Follett ponen mucha atención en cómo son hechas las cosas. La Clave está en Rebeca, por ejemplo gira sobre los trabajos de un tipo particular de códigos secretos, y los transmisores de radio clandestinos desempeñan un papel principal en La Isla de las Tormentas. Los 6 libros--incluyendo Las Alas del Águila, la historia no ficticia de un intento con éxito de rescatar a dos empleados Americanos de la compañía de Ross Perot, EDS, de Irán después de la Revolución Iraní--siguen las convenciones básicas del género suspense. Los 6 libros, sin embargo, usan estas convenciones de maneras poco convencionales: haciendo al "héroe" de La Isla de las Tormentas un agente alemán, por ejemplo.

La segunda fase de la carrera de Follett fue una salida consciente de la primera: una serie de cuatro novelas históricas escritas en los finales de la década de los 80 y principios de los 90. Los Pilares de la Tierra, la primera de las cuatro, impuso el patrón a las tres que le siguieron. En oposición con las primeras obras de suspense de Follett, figuró un gran reparto, múltiples líneas argumentales, ocasionales explosiones de violencia, y un uso extensivo de trasfondo histórico. Los Pilares de la Tierra, situado en en la Inglaterra medieval, sigue la construcción de una catedral. Noche sobre las Aguas fue un relato al estilo de Grand Hotel que se escenificaba dentro de un hidroavión trasantlántico volando desde una ciudad costera de Gran Bretaña a Nueva York en la víspera de la Segunda Guerra Mundial. Una Fortuna Peligrosa giraba sobre una intriga familiar y de negocios en una gran familia de financieros en la era Victoriana de Londres, y Un Lugar Llamado Libertad tenía lugar en las colonias Británicas en Norteamérica sobre las fechas de la Revolución Americana.

Follett cambió sus engranajes literarios una tercera vez a finales de los 90, con un par de libros situados firmemente en el presente y usando la alta tecnología como mecanismo argumental. En la Boca del Dragón se enfocaba en el uso potencial de terremotos como arma terrorista, y El Tercer Gemelo en los aspectos más oscuros de la biotecnología. Las dos novelas--aparentemente un intento de minar la misma vena de ficción que Michael Crichton-- fueron relativamente poco exitosas. La crítica, así como muchos de sus lectores, encontraron superficiales a los personajes y el esfuerzo por suspender la incredulidad demasiado grande.

Follett volvió al suspense convencional de baja tecnología en Doble juego, una historia de espionaje involucrando agentes soviéticos y americanos en la víspera del lanzamiento de los primeros satélites.

A menos que se produzca otro cambio radical en su producción literaria, la reputación de Follett probablemente descansará en sus primeras obras de suspense (especialmente en La Isla de las Tormentas y La clave está en Rebeca) y en Los Pilares de la Tierra, que él mismo ha reconocido como su mejor trabajo hasta ahora.

Su última novela es Un mundo sin fin, secuela de Los Pilares de la Tierra publicada en octubre de 2007 en inglés y en su versión española el 28 de diciembre de 2007.

El escritor galés Ken Follett presentó en Vitoria su libro ‘Un mundo sin fin’, la continuación de ‘Los pilares de la tierra’. Cinco años de intensa relación con la Fundación Catedral Santa María, templo cuya reconstrucción ha servido de inspiración al autor para esta novela, le proporcionaron importante documentación sobre el proyecto.

Gracias a ello y a la decisión de Follett de incluir en él una fotografía suya tomada en el coro, la "Catedral Vieja" de Vitoria llegará a millones de lectores. En la promoción de su libro utiliza una serie de instantáneas realizadas en sus visitas a Vitoria ; y en el apartado de agradecimientos el autor reconoce la inspiración que el templo le ha proporcionado, así como toda la ayuda prestada por la Fundación.

Además de presentar el libro y reunirse con sus lectores, Follett inauguró la estatua que representa al escritor a tamaño natural, obra de Casto Solano, que se ha colocado en la plaza de la Brullería en reconocimiento a la difusión que está realizando del templo vitoriano. La pieza, que estará situada en la parte alta de la plaza, se convertirá en un atractivo en sí mismo y encarnará perfectamente la relación de Follett con la Catedral

En su última visita a la Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz, el 9 de enero de 2008, ha declarado que habrá una tercera parte de dicha saga.

viernes, 4 de junio de 2010


El retrato en sepia de los maestros y de las maestras que agitaron las conciencias infantiles y adolescentes en los años escolares constituye uno de los tópicos literarios en el que encontramos desde el elogio y la alabanza de la tarea del magisterio hasta el rencor y la crítica amarga. La memoria literaria de los maestros y de las maestras oscila, como en un péndulo, de un lado a otro, de la gratitud y el enamoramiento al desprecio y el ajuste de cuentas, de las ilusiones pedagógicas al desencanto y a la amargura docentes.

El escritor catalán Joseph María de Sagarra evoca, por ejemplo, la figura inolvidable de su primer maestro, un integrista católico “ A la moderna”, flaco y atildado, de largo y poblado bigote, fumador empedernido de tabaco de picadura y ataviado a la parisien, con chaqué y pajarita en el cuello, cuyos métodos pedagógicos relata en estas líneas:

“El integrista den José era un maestro a la moderna en su indumentaria, tan diferente de la de los maestros de casquete de las caricaturas del siglo XIX. Era también moderno en el trato que nos daba: allí no existía el castigo corporal. Todas las libertades que se tomaba con nosotros era enviarnos al rincón. Algunos, una vez en el rincón, parecían hallarse en su elemento y otros se ponían a llorar. Si la llantina era insistente, el castigo se acababa pronto. Con los relapsos y díscolos de verdad, además del rincón usaba el “póngase de rodillas”, pero nunca sobre el suelo pelado. Este suplicio se cumplía sobre el banco donde nos sentábamos, que no dejaba de tener sus inconvenientes, porque era bastante duro y acababa produciendo un auténtico dolor en las rodillas. Otro castigo era ser echado de clase e ir a cazar moscas al comedor o a la galería de la casa. Fuera de esto, toda la ferocidad de don José era agua de borrajas.
La etiqueta del colegio, a la llegada y a la salida, era la siguiente: el alumno se cuadraba y tendía la mano derecha a don José, que la estrechaba con corrección; entonces se inclinaba, plantaba todo su bigote en nuestra mejilla y nos daba un beso paternal. Era el argumento para poder apreciar de una manera bastante directa el tufillo de picadura de dieciocho céntimos.”

Comentario de Carlos Lomas

domingo, 30 de mayo de 2010


El siguiente pensamiento se atribuye a Voltaire, pero no se ha encontrado en sus obras, sea como fuere la frase es muy buena:

No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.

Necesitamos creer de verdad en el derecho de las demás personas a exponer sus ideas, aunque no estemos de acuerdo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Comentario de Stefan Bollmann:

"Cuando la fiebre de la lectura comenzó a hacer estragos entre las damas en tiempos de Chardin y de Baudouin y se vio, primero en la metrópolis parisina y después en las provincias más apartadas, a todo el mundo -pero sobre todo a las mujeres- pasearse con un libro en el bolsillo, el fenómeno irritó a ciertos contemporáneos e hizo entrar rápidamente en escena a partidarios y críticos. Los primeros preconizaban una lectura útil, que debía canalizar el "furor por la lectura", como se llamó entonces a ese fenómeno social, para transmitir los valores de virtud y favorecer la educación. Sus adversarios conservadores, en cambio, sólo veían en la lectura desenfrenada una nueva prueba de la imparable decadencia de las costumbres y del orden social. así, por ejemplo, el librero suizo Johann Georg Heinzmann llegó incluso a considerar la manía de leer novelas como la segunda calamidad de la época, casi tan funesta como la Revolución Francesa".

jueves, 20 de mayo de 2010


EL 20 DE MAYO DE 1882 NACE SIGRID UNDSET, ESCRITORA NORUEGA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA EN 1928.

Sus primeras novelas fueron La señora Marta Ulia (1907), Jenny (1911) y Primavera (1914), en las que escribe en contra de los defensores del «amor libre». Incrementó y consolidó su fama con Las mujeres sabias (1918) y el ensayo Punto de vista de una mujer (1919).

Sus obras más conocidas son Kristin Lavransdatter (1920-1922) y Olav Audunssön (1925-1927), en las que trata el permanente conflicto entre el amor terreno y el divino.

Se convirtió al catolicismo en 1924, experiencia que narró en Gymnadenia (1929) y en el La zarza ardiente (1930). Profesó en la Tercera Orden de la Penitencia de Predicadores como Dominica Seglar. En 1940 se trasladó a los Estados Unidos, a causa de su oposición a la Alemania nazi y la ocupación alemana de Noruega, en donde participó activamente en movimientos de lucha contra los nazis. Volvió a Noruega en 1945, tras la terminación de la II Guerra Mundial.

Otras obras que cabe destacar son la novelas La esposa fiel (1936) y Madame Dorothea (1939), su autobiografía, Los años más largos (1934) y su famosa biografía sobre Catalina de Siena (1951).

Fue galardonada en 1928 con el premio Nobel de Literatura.

domingo, 9 de mayo de 2010


Comentario de Alicia Redondo Goicoechea:

"Un cambio importante en la literatura, es la escritura de Corín Tellado que constituye casi un apartado por sí misma. En primer luger, porque ha sido declarada por la Unesco la escritora en español más leída de todos los tiempos, y su producción llega a los cinco mil títulos (ha escrito algo más de una novela a la semana durante sesenta años); y, en segundo lugar, porque, a pesar de ese éxito no sólo no tiene cabida en las historias masculinas de la literatura sino que ha sido, hasta los años ochenta, sistemáticamente vituperada por todos los críticos de la derecha y de la izquierda, y eliminada por ambos de sus estudios, como si la ingente labor y éxito no mereciera ni la más mínima reflexión.
No cabe duda de que la escritura de Corín es un fenómeno de lectura fundamentalmente femenina, y es aquí donde se puede encontrar la explicación a este desprecio crítico. Aunque entre sus lectores masculinos se encuentran escritores insignes y valientes, que dan mucha importancia a los sentimientos amorosos, como los latinoamericanos Cabrera Infante, Julio Cortázar y Vargas Llosa que reconocen haber aprendido mucho con sus novelas. Respecto a Julio Cortázar, dice Cristina Peri Rossi, en su ejemplar autobiografía, que era particularmente adicto a leer novela rosa, y reconocía con naturalidad lo que disfrutaba con Corín Tellado. En España, el crítico pionero en su rehabilitación, en los años setenta, ha sido Andrés Amorós aunque también el escritor Francisco Umbral la ha valorado no sólo como escritora sino también como antifranquista."

viernes, 7 de mayo de 2010


EL 7 DE MAYO DE 1867 NACE WLADYSLAW REYMONT, NOVELISTA POLACO. PREMIO NOBEL DE LITERATURA EN 1924.

Su padre era organista en un pueblecito polaco y su madre era de origen noble. Ambos querían que el joven Władysław se hiciera sacerdote, pero este tenía otros proyectos. Dejó el colegio y desempeñó diversos oficios (actor de teatro, maquinista de ferrocarril), cambiando a menudo de lugar de residencia. Viajó mucho por Polonia y a través de Europa, pero su pasión siempre fue la literatura. Perteneció a la corriente literaria Polonia joven.

La más conocida de sus novelas, Los campesinos, 1904-1909), dividida en cuatro partes que llevaban los nombres de las estaciones del año, fue su principal aval para conseguir el premio Nobel de Literatura en 1924, a pesar de que Stefan Zeromski era considerado un mejor candidato para que un escritor en lengua polaca obtuviera este premio, pero éste era profundamente anti-alemán, y por ello no fue galardonado.

PRINCIPALES OBRAS:

Peregrinación a Częstochowa (1895)
La comediante (1896)
La tierra de la gran promesa (1899), 1998.
Los campesinos (1904-1909)
El vampiro (1911)
El año 1794 (1913-1918)
El soñador

jueves, 6 de mayo de 2010


EL 6 DE MAYO DE 1908 VICENTE BLASCO IBÁÑEZ PUBLICA LA NOVELA SANGRE Y ARENA.

Participó en política, caracterizándose por su oposición a la monarquía y sus ideales republicanos, manifestando los mismos en el periódico El Pueblo, que fundó en noviembre de 1894. Fue detenido en 1896 y condenado a varios meses de prisión. Entre los años 1898 y 1907, ocupó escaño en el Congreso de los Diputados representando al Partido Republicano, denominado Unión Republicana, entre el republicanismo unitario y el federalista, más tarde por sus discrepancias con el partido se integró al Partido de Unión Republicana Autonomista.

El novelista y republicano valenciano recibió el encargo personal del presidente francés Raymond Poincaré de escribir una novela sobre la guerra. Y ésta fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), que cautivó al público norteamericano.[cita requerida] El autor valenciano cultivó varios géneros dentro de la narrativa. Así, obras como Arroz y tartana (1894), Cañas y barro (1902) o La barraca (1898), entre otras, se pueden considerar novelas regionales. Al mismo tiempo, destacan sus libros de carácter histórico, entre los cuales se encuentran: Mare Nostrum, El caballero de la Virgen, el ya citado Los cuatro jinetes del Apocalípsis (1916), El Papa del Mar, A los pies de Venus o de carácter autobiográfico como La maja desnuda, La voluntad de vivir e incluso Los Argonautas, en la que mezcla algo de su propia biografía con la historia de la colonización española de América. Añádase La catedral, detallado fresco de los entresijos eclesiásticos de la catedral de Toledo.

Aunque por algunos críticos se le ha incluido entre los escritores de la Generación del 98, la verdad es que sus coetáneos no le admitieron entre ellos. Vicente Blasco Ibáñez fue un hombre afortunado en todos los órdenes de la vida y además se enriqueció con la literatura, cosa que ninguno de ellos había logrado. Además, su personalidad arrolladora, impetuosa, vital, le atrajo la antipatía de algunos. Sin embargo, pese a ello, el propio Azorín, uno de sus detractores, ha escrito páginas extraordinarias en las que manifiesta su admiración por el escritor valenciano. Por sus descripciones de la huerta de Valencia y de su esplendoroso mar, destacables en sus obras ambientadas en la Comunidad Valenciana, su tierra natal, semejantes en luminosidad y vigor a los trazos de los pinceles de su gran amigo, el ilustre pintor valenciano Joaquín Sorolla.

No es la llamada cuestión social de lucha de clases, planteada a lo largo del siglo XIX con los primeros brotes de socialismo activo y revolucionario el problema fundamental para Blasco; más bien se enfrenta a la realidad de la Valencia de aquellos tiempos en la que el analfabetismo del pueblo se unía a unas condiciones de vida precarias, y todo ello unido a unas creencias anquilosadas y enemigas de todo mejoramiento. Blasco Ibañez se ve en la necesidad moral de denunciar los abusos y contribuir al progreso del pueblo.

La obra de Vicente Blasco Ibáñez, en la mayoría de las historias de la literatura española en uso, por sus características generales se califica como perteneciente al Naturalismo literario. También se pueden observar, en su primera fase, algunos elementos costumbristas y regionalistas.

martes, 4 de mayo de 2010


Otro comentario de Alicia Redondo Goicoechea:

"Los momentos de cambios sociales profundos originan siempre un claro resurgir de la novela histórica, como ya señaló Lukács, y no podía ser de otra manera, en el caso de las grandes transformaciones causadas por el movimiento de las mujeres.
Algunas poetas, novelistas, periodistas y estudiosas emprendieron la tarea de revisar las vidas y obras de las mujeres, de las que se nos habían transmitido opiniones y retratos masculinos pocos satisfactorios.
En cuanto a las obras en prosa, van desde la novela histórica hasta la investigación,y, en ellas, las autoras han emprendido la rehabilitación y el descubrimiento de multitud de mujeres que fueron importantes en su época, y de las que apenas se había hecho eco la historia oficial, mujeres víctimas de la famosa "omisión blanca" que persigue sistemáticamente su quehacer, e impide la creación de una tradición femenina en la historia, aunque existió ésta en la realidad. a esto hay que añadir los estudios sobre la vida cotidiana de las mujeres, de todas las clases sociales y de todas las épocas(...)
No obstante, el objetivo claro de todas estas autoras y autores era, y sigue siendo, rectificar los errores y aclarar los hechos en busca de una mirada femenina nueva y una mayor comprensión que tiene precedentes importantes, como, por ejemplo, las reflexiones de Unamuno y su teoría de lo que él llamaba la intrahistoria, como sustituta de una vieja historia cuajada de fechas, batallas, tratados y totalidades.
En cambio las novelistas suelen trasladar a estas figuras históricas los problemas y preocupaciones de su momento, y, muchas veces, la propia búsqueda de la identidad personal, intentando descubrir en el pasado la solución de los problemas del presente. Esto produjo una nueva forma de novela histórica que buscaba, desde dentro de las grandes protagonistas, las motivaciones de unos actos que fueron importantes decisiones políticas o sociales. Su origen hay que situarlo en la escritora belga Marguerite Yourcenar y sus célebres Memorias de Adriano. Desde el punto de vista formal lo que las novelas históricas femeninas suelen tener en común, además de lo fragmentario de los sucesos narrados, es la desaparición del narrador que lo sabe y lo juzga todo como un dios inmisericorde, para dejar paso a narradores personales que relativizan lo visto y, a la vez, lo dotan de autenticidad.Éste ha sido, tradicionalmente, el punto de vista privilegiado por la escritura femenina, y, quizá por ello, cuajan ahora un conjunto de obras bastante amplio que va desde la novela histórica al periodismo, el ensayo y la investigación."

jueves, 29 de abril de 2010


EL 29 DE ABRIL DE 1964 FALLECE WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ, ESCRITOR Y PERIODISTA.

OBRA LITERARIA

Publicó unas cuarenta novelas y libros de relatos de humor, caracterizados éstos por un fino humor irónico de sesgo gallego a veces cercano a lo fantástico. Se muestra muy sensible al paisaje galaico que envuelve en un profundo lirismo. Muchas de sus novelas y relatos poseen contenidos simbólicos. No se muestra un innovador en cuanto a las formas y estructuras novelísticas, sino que sigue académicamente los modos de la narrativa tradicional.

Existen en él reminiscencias de Stendhal y de Eça de Queiroz, al que tradujo. Su obra transmite un mensaje de escepticismo hacia un mundo que cambia sólo superficialmente y descuida valores espirituales y morales permanentes. Sus personajes se mueven entre la frustración y el fracaso. Pese a lo subversivo, a veces, de su conservadurismo, gozó el autor de gran prestigio bajo el franquismo, publicando con regularidad artículos de prensa, haciendo ediciones de sus Obras Completas y dando a luz numerosas obras.

Su ideología anti-marxista (nacida en gran parte de sux experiencias personales en el Madrid de 1936-37, cuando estuvo a punto de perder la vida por no compartir las ideas de los Gobernantes del Frente Popular) fue tan fuerte que llegó a escribir cosas como la que sigue: El olor a rojo es tan fuerte y típico que creo posible distinguir un marxista y aún seguir su rastro con olfato poco ejercitado. El marxismo -religión de presidiarios, fracasados, de envidiosos, de contrahechos, de vividores, de perezosos, de gente de cubil- tenía que oler así precisamente: a conciencia podrida, que huele peor que una ballena muerta porque el marxismo materialista es una doctrina intestinal...

Las preocupaciones morales y el pesimismo del autor se manifiestan en casi todas sus novelas. Así, en El secreto de Barba Azul (1923) se intenta demostrar que las pasiones mueven las acciones humanas, tesis que se repite en Las siete columnas (1926), en que los siete pecados capitales se constituyen, paradójicamente, en los pilares de la sociedad. También se ironiza sobre la hipocresía social en Relato inmoral (1928) y en El malvado Carabel (1931), siempre ofreciendo una visión desencantada de la sociedad bajo la apariencia del humor.

miércoles, 28 de abril de 2010


Más sobre la situación de la mujer escritora en la sociedad.

Comentario de Alicia Redondo Goicoechea:

"La década prodigiosa de los sesenta, tan libre y liberadora en muchos aspectos en todo el mundo, es, en España, una época todavía cerrada pero en la que empieza a evolucionar hacia modelos económicos y sociales más abiertos; los cuales se plasman, en literatura, en una renovación del realismo social enriquecido con nuevas formas de escritura.
En las obras escritas por mujeres en esta época, el punto de vista del que se parte y la voz con la que se expresan suele ser el yo de una narradora, lo cual hace que parezca que su visión del mundo es más limitada que aquella que ofrecen las obras masculinas, casi siempre con narradores impersonales, pero no es así; cada mirada, todas las miradas, cuentan sólo su mundo, que no es sino una parte del mismo, otra cosa diferente es que estas miradas pretendan ser objetivas. En las novelas de estas autoras se narran tantas cosas de la intrahistoria, y tantas otras de personajes de mujeres, que resulta también fácil ver, a través de ellas, el retrato de una sociedad.
Ana María Matute es continuadora, como Dolores Medio y Elena Quiraga, de la línea que dejó abierta Carmen Laforet con "Nada" o "La isla y los demonios". Esto supone, sobre todo, un claro esfuerzo por construir nuevos modelos de mujeres, que ahora son siempre víctimas, y, sin embargo, también culpables, pero a la vez, fuertes, lúcidas y desencantadas, para las que la vida es un camino de sufrimiento y el amor el más cruel de los engaños."