miércoles, 21 de septiembre de 2011

Comentario de Stephan Bollmann


La capacidad lectora propició también en el plano íntimo y personal el desarrollo de nuevos modelos de comportamiento que, con el tiempo, erosionarían la legitimidad de la autoridad establecida, tanto en el ámbito espiritual como temporal. Las mujeres que aprendían a leer en esa época (siglo XVIII) eran efectivamente peligrosas. Porque la mujer que lee conquista no sólo un espacio de libertad al que sólo ella tiene acceso, sino que consigue al mismo tiempo un sentimiento de autoestima que la hace independiente. Por otra parte, ella se forja su propia visión del mundo, una imagen que no necesariamente coincide con la que le han transmitido sus ascendientes y la tradición, ni tampoco con la del hombre.Pese a que todo esto esté aún lejos de significar la emancipación femenina de la tutela patriarcal, permite de todos modos ver la puerta abierta al camino que conduce a la libertad.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Comentario de Stefan Bollmann


Desde sus orígenes, la novela estuvo ligada a la aparición de una cultura de lectura femenina. Hoy todavía, la gran mayoría de los lectores de novelas son lectoras: si las mujeres se decidieran a imitar a los hombres y a dedicar más tiempo a navegar por internet en lugar de a la lectura, por ejemplo, la escritura y la edición de novelas se convertirían rápidamente en artes poco lucrativas. El extraordinario avance de la novela en el mundo moderno, según el escritor Henry James, está íntimamente ligado al extraordinario avance de la mujer.

domingo, 21 de agosto de 2011

Escritoras actuales


Algunas escritoras como: Almudena Grandes, Lucía Etxebarría, Rosa Regás; etc...soportan el poder que concede el hecho de vender más que muchos de sus colegas masculinos, y, con ello, el ser odiadas y amadas hasta extremos llamativos. como sucede con Etxebarría. Por otro lado, no son ajenas a la insatisfacción de pertenecer a un mundo depredador y cada vez más injusto,y, por lo que respecta a su oficio, expresan muchas veces el disgusto de verse encuadradas en un universo literario femenino no aceptado todavía por una gran parte de la crítica literaria masculina aún llena de prejuicios.
Una escritora plural, que abarca desde el periodismos a la novela fantástica, es Rosa Montero, que bien puede ser un ejemplo tanto de libertad como de poder y de insatisfacción. Sus entrevistas y relatos periodísticos, recogidos posteriormente en volúmenes, han recibido los premios más importantes,y, en esta labor, ha destacado siempre por su calidad literaria asi como por su compromiso ético, no sólo con las mujeres y los niños sino con todos los desfavorecidos de la fortuna, que suelen estar marcados, casi siempre, por diferencias de género, clase social o raza.

Comentario de Alicia Redondo Goicoechea.

jueves, 5 de mayo de 2011

Carlos Lomas

"Como escribiera hace ya tiempo el etnógrafo Ph. W. Jackson, "cualquiera que haya enseñado alguna vez sabe que el aula es un lugar activo aunque no siempre parezca así. La mayoría de las aulas, aunque aparentemente sean plácidas al contemplarlas a través de una ventana, son más semejantes en cambio por su actividad a una colmena". Por ello, "para apreciar el significado de los hechos triviales del aula es necesario considerar que los niños permanecen en la escuela largo tiempo, que el ambiente en que operan es uniforme y que están allí tanto si les gusta como si no. Cada uno de estos tres hechos merecería una cierta reflexión porque contribuye a que comprendamos la forma en que los alumnos sienten su experiencia escolar."

viernes, 15 de abril de 2011

Vivencias escolares de escritores y escritoras


Rosa Chacel evoca el recuerdo de una escena escolar en un colegio de monjas de Valladolid en el que asistió al despertar del gusanillo de la conciencia que tantos años después sigue doliéndole como una aguda punzada en la estación de ida y vuelta de su vida:

"Las monjitas enseñaban versos a las chicas, pero versos de poco vuelo: historietas, con su moraleja y todo, generalmente.Una de ellas la ensayaba una chica todas las tardes, accionando muy expresiva. Era la historia de una niña mala que después que hacía cualquier fechoría era atormentada por el remordimiento. Cada estrofa terminaba con las palabras: "El gusanillo de la conciencia!". La chica, que procuraba ser expresiva, al mismo tiempo que ponía cara maliciosa, se señalaba el pecho con el pulgar, pero como lo hacía muchas veces, una de ellas se señaló en el arranque del brazo; en ese momento yo sentí una punzada agudísima en la axila izquierda y pensé: esto debe ser el gusanillo de la conciencia...Hasta los treinta o cuarenta años, ante toda convulsión de mi conciencia, he seguido sintiendo una aguda punzada en la axila izquierda."

Fragmento tomado del libro de C. Lomas, Érase una vez la escuela.

lunes, 21 de febrero de 2011

Contenido canciones infantiles de niñas II


El romancero, al ser anónimo, pertenece a toda la comunidad que lo canta (que, curiosamente,es, en mayoría, una comunidad femenina y anónima para la historia también) y permite así hablar de temas que, a modo personal, jamás podrían ni plantearse siquiera. El mismo anonimato que ha invisibilizado a las mujeres durante siglos es aquí su mejor baza de poder personal.
Además el romance tiene otro elemento que posibilita la denuncia de estos hechos: los personajes arquetípicos de un grupo cultural ajeno. Invariablemente, cuando se canta el incesto,la violación o el infanticidio, el malvado siempre es un moro, como aparece en una canción popular en La Rioja entre las niñas que hoy son abuelas:

El rey moro tuvo un hijo que Tranquilo se llamaba.
Un día, estando comiendo, se enamoró de su hermana.
Eso, como no pué ser cayó malito en la cama.
Subió un día el padre a verlo -¿Qué te pasa, hijo mío?,
-¿Quieres que te mate un ave de esas que andan por casa?
- Pues me la mate usted, padre, y me la sirva mi hermana.
Como era tiempo verano, subió con la enagua blanca.
La cogió por las espaldas y se la metió en la cama,
le hizo todo lo que quiso, hasta escupirle en la cara.
A los nueve meses justos esta niña está muy mala.,
Vinieron tres cirujanos de lo mejor de La Habana.
Uno le tomaba el pulso, otro la frente y la cara
y el más pequeñito dijo: -esta niña está preñada.
Y aquí termina la historia de Tranquilo y de su hermana.

Versión de Purificación de Pablo, Manzanares de Rioja, 29 de junio de 2006.

Comentario recogido de El Corro de las niñas, de Mari Cruz Garrido Pascual.

martes, 15 de febrero de 2011

Contenido canciones infantiles de niñas


Lejos de quedarse sólo con el cancionero puramente infantil, las niñas cantan al corro canciones, temas, maneras y tonos de contenido adulto. Y tan adulto es que, cuando ya siendo mujeres recordamos esas canciones, entonces nos damos cuenta de los mensajes tan poco inocentes que tenían. El rapto y violación de niñas (Romance de Santa Elena), el incesto (Delgadina, Tamar, el canibalismo(Filomena y Blancaflor), el infanticidio (Santa Catalina), el adulterio(Romance de la adúltera) son algunos de los temas que las niñas han trasladado del espacio privado al público, cantándolos en la plaza bien al corro, bien a la cuerda, con el escándalo de no pocos.
Lógicamente, una expresión así no ha pasado inadvertida para los moralistas de distintas épocas, que, conscientes de ello, han tratado, sobre todo a partir del siglo XIX, de adoctrinar a las niñas en canciones nuevas.
Así lo observa también José Manuel Fraile Gil en su trabajo Romances infantiles de Castilla y León (2004): resulta chocante, dice, que de todo el corpus romancístico, las niñas vayan a elegir, precisamente, las canciones más duras de escuchar: aquellas que tienen que ver con el incesto o la violación, como Delgadina o Tamar.
Recordemos ahora que las niñas van a la plaza, que es un espacio público,a la cocina, y ahí entran en contacto con lo que la madre o la abuela canta: canciones de adultas en espacio privado.
Sin ser plenamente conscientes, las niñas llevan al ámbito público el clamor de una realidad que sucede en tantos lugares a puerta cerrada. Así, por ejemplo, en el caso de los romances que tratan el tema del abuso sexual en la familia, nos encontramos con el factor de la imposibilidad real de las mujeres para denunciar estos hechos en el pasado, pero he aquí que el romance,una obra literaria de diseño y contenidos muy moralizantes y patriarcales, les brinda también una herramienta eficacísima de denuncia: el anonimato.

Comentario tomado del libro El corro de las niñas, de Mari Cruz Garrido Pascual.

viernes, 28 de enero de 2011

Comentario de Vicente Pérez Rosales

Embrionaria por lo demás era la esucación escolar en aquel pasado tiempo; la que se daba a la mujer se reducía a leer, a escribir y a rezar; la del hombre que no aspiraba ni a la iglesia ni a la toga, a leer con sonsonete, a escribir sin gramática y a saber de saltado la tabla de multiplicar (...).
Nuestras escuelas de hombres, donde concurríamos niñitos hasta los diecisiete años de edad, todos de chaqueta y mal traídos, no por falta de recursos, sino por sobrado desastrosos, a pesar del látigo y del mango del plumero manejados con bastante destreza por nuestros graves antecesores, se reducían a un largo salón partido de por medio por una mesa angosta que dividía a los educandos en dos bandas, para que pudiesen mejor disputarse la palma del saber. Uno de los costados de la mesa llevaba el nombre de Roma, el otro de Cartago; y un cuadro simbólico representando la cabeza de un borrico, de cuyo hocico colgaba un látigo y una palmeta, era por su mudable colocación el castigo del vencido o el premio del vencedor.
El profesor o dómine, quien, como todos los de su especie entonces, podía llamarse don Tremendo, ocupando en alto una de las cabeceras del salón, ostentaba sobre la mesa que tenía por delante, al lado de algunas muestras de escritura y de tal cual garabateado Catón, una morruda palmeta con su correspondiente látigo, verdaderos propulsores de la instrucción y del saber humano en una época en que se encontraba sumo chiste y mucha verdad al dicho brutal: la letra con sangre entra.

domingo, 16 de enero de 2011

Comentario de Alicia Redondo Goicioechea

En los años sesenta, entre Primera memoria y La plaza del diamante, Doris Lessing había publicado en Inglaterra El cuaderno dorado, que supuso un gran aldabonazo en la narrativa de mujeres, pues destruía, tanto en el tema como en las formas literarias, las normas convencionales de la escritura clásica femenina. Su modelo de mujer, tan en conflicto como el de las autoras españolas pero sin sentimientos de culpa, añadía el elemento de la militancia política de izquierdas. En esta obra se acuñó la famosa frase "nada es personal", que primero fue asumida como consigna durante décadas por las mujeres de izquierdas, para luego ser transformada por el feminismo de finales del siglo XX con un giro sorprendente: "lo personal es político". Y es que éste es uno de los problemas cruciales de la vida y, muchas veces, de la escritura de las mujeres: las dificultades para compaginar un trabajo remunerado o una actividad político-social, con el inmenso trabajo de la maternidad poco valorado y nada remunerado y que, sin embargo, ocupa los mejores años de la vida de muchas mujeres.

jueves, 13 de enero de 2011

Poema de Lorca

Federico García Lorca observa con una ingenua sonrisa el paraíso perdido de la infancia a la salida de la escuela (esa infancia cuya sonrisa destroza los silencios) e inunda de ternura y alegría unas palabras años más tarde teñidas de sangre y de tragedia:

CANCIÓN PRIMAVERAL

Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
de abril canciones tiernas.
¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

lunes, 10 de enero de 2011

Comentario de Max Aub (1971)

Los años de colegio en la literatura -al igual que esas olvidadas fotografías en blanco y negro a las que aludía Bernardo Atxaga y esos viejos cuadernos, esas gramáticas y esas enciclopedias escolares de nuestra infancia en las aulas_ esbozan un cierto ambiente, a medio camino entre la evocación nostálgica y el ajuste de cuentas, un retrato en sepia de aulas y de olor a tizas, una atmósfera infinita e inolvidable de algarabías y de silencios, de olor a amoníaco, lejía y orines, una poética escolar que nos habla con palabras cordiales o amargas de quienes fuimos y ya no somos, aunque lo que somos tenga bastante que ver con lo que fuimos en aquellos lejanos años del colegio. y es que, como señalara Max Aub desde el exilio, "uno es de donde estudió el bachillerato".

domingo, 9 de enero de 2011

Comentario de Esther Tusquets

A lo largo del siglo XX aumenta sin cesar el número de mujeres que escriben, y la profesión deja de considerarse impropia de nuestro sexo.Creo que en ningún otro campo estamos tan cerca de alcanzar la paridad con el varón. Hay muchas mujeres escritoras, algunas muy famosas, y algunas consiguen espectaculares éxitos de venta, e incluso de critica. El hecho de ser mujer no constituye un obstáculo para encontrar editor, y ninguna autora se avergüenza de haber escrito una buena novela o un buen poemario. En España contamos, entre otras, con novelistas tan excelentes como Rosa Chacel, Ana María Matute o Carmen Martín Gaite.
¿Sigue viviendo, sin embargo, peligrosamente la mujer escritora? Reconoce el propio Bolmann que, si una alemanan o una americana decide hoy ser escritora independiente, vive peligrosamente, pero esta peligrosidad consiste en un problema de subsistencia y de una experiencia que podríamos llamar el abismo existencial de la escritura, mientras que, por el contrario, cuando una iraní o una paquistaní decide escribir, pone en peligro su cuerpo, su alma y su vida.
Ahora bien, es cierto que muchas escritoras europeas han conseguido fama, dinero y prestigio, pero esto no permite hablar todavía de igualdad. Como en muchas otras profesiones, las mujeres han invadido el campo, ocupan un lugar, un enorme lugar en los espacios medios, pero no alcanzan, en un mundo regido por hombres, los puestos más altos. Para comprobarlo, basta echar una ojeada a la lista de los premios Nobel, o al número de mujeres que figuran en la Academia Francesa o en nuestra Real Academia de la Lengua. A nivel oficial apenas existimos.