miércoles, 21 de septiembre de 2011

Comentario de Stephan Bollmann


La capacidad lectora propició también en el plano íntimo y personal el desarrollo de nuevos modelos de comportamiento que, con el tiempo, erosionarían la legitimidad de la autoridad establecida, tanto en el ámbito espiritual como temporal. Las mujeres que aprendían a leer en esa época (siglo XVIII) eran efectivamente peligrosas. Porque la mujer que lee conquista no sólo un espacio de libertad al que sólo ella tiene acceso, sino que consigue al mismo tiempo un sentimiento de autoestima que la hace independiente. Por otra parte, ella se forja su propia visión del mundo, una imagen que no necesariamente coincide con la que le han transmitido sus ascendientes y la tradición, ni tampoco con la del hombre.Pese a que todo esto esté aún lejos de significar la emancipación femenina de la tutela patriarcal, permite de todos modos ver la puerta abierta al camino que conduce a la libertad.

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